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Doctrina de la Seguridad Nacional

Conclusión

Conclusión

La  Doctrina de la Seguridad Nacional ha sido considerada por algunos países como la única alternativa viable para llevar a cada uno de los estados en que se aplica hacia los niveles de desarrollo que poseen las grandes potencias mundiales hoy en día. Hacen esto sin considerar que el verdadero origen de la doctrina proviene de la época de la Guerra Fría, que enfrentó a la antigua Unión Soviética con los Estados Unidos de Norteamérica. En esa época, los Estados Unidos desarrollaron la Doctrina de Seguridad Nacional como una manera de evitar, a toda costa, la “infiltración” de las ideologías comunistas que preconizaba la Unión Soviética  que eran consideradas como ideas, prácticamente, diabólicas, las cuales, de ninguna manera, podrían ayudar al desarrollo de un modo de vida adecuado para los ciudadanos del planeta. 

Para aplicar este modo de ver las opiniones contrarias en todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, los estados interesados desarrollaron nuevas definiciones legales con el fin de ceñir a la legitimidad todos sus actos a favor de la “Seguridad Nacional”. Así por ejemplo, definieron de una forma muy amplia un concepto que les serviría de base para sus actos. Precisaron todo cuanto era de interés de la Seguridad Nacional. Esto incluía los intereses básicos de un estado (límites fronterizos, delincuencia, educación – o la no educación-, salud pública y otros), los intereses de los grandes grupos económicos del país y los de las Fueras Armadas. 

De esta manera, si algún grupo de ciudadanos atentaba, por cualquier razón, contra alguna empresa o grupo económico, esto era considerado como un ataque a la Nación y los poderes opresivos y represivos del estado operaban a cabalidad, haciendo “desaparecer” a los manifestantes. Pero, la voz de los manifestantes no era totalmente acallada y, de una u otra manera, la población se enteraba de los abusos que cometía el estado que “tan bien” les trataba, dándoles beneficios de todo tipo, cambiando su parecer frente a como era, en verdad, el estado que los gobernaba. Esto se convirtió en un flanco desde donde muchas personas intentaban herir los regímenes de la época. 

Considerando que la Doctrina de Seguridad Nacional fue formulada en el contexto de la Guerra Fría como una manera de evitar las influencias comunistas en occidente, ésta no se justificaba luego de la disolución de la Unión Soviética, habiendo terminado cualquier amenaza contra el estado. Ante este nuevo “desafío” de la doctrina, sus ideólogos cambiaron al enemigo permanente del comunismo al narcotráfico. Ahora, no había una sola dirigencia del contrario, sino que hay varios dirigentes para cada zona en que se realiza la producción de drogas. 

Esto desequilibró las bases en que se sostenía la maquinaria de la Seguridad Nacional. Pero, poco tardaron sus teóricos en acomodarse a la nueva situación y adaptaron los ideales y regulaciones para cualquier país que aplique la Doctrina. 

Los cambios funcionan muy bien, a menos que se considere que la población tiene algo de memoria como para recordar que antes eran otras las motivaciones que llevaban a practicar la doctrina. Así, los gobiernos van perdiendo adherentes, pues la gente piensa que quienes están al mando pretenden eternizarse en sus cargos a cualquier costo, incluso cambiando sus ideales. 

En otro aspecto, por suponer que los ciudadanos son enemigos potenciales, los estados que aplican la Doctrina de Seguridad Nacional se han dedicado a la protección de los mismos gobernantes en desmedro de los habitantes comunes y corrientes y estos últimos, después de tanto tiempo de restricciones, han comenzado a sentirse cansados y ahora se manifiestan en contra de los gobernantes, haciendo un poco más difícil el llevar adelante el gobierno en tranquilidad. 

En síntesis, la Doctrina de Seguridad Nacional no ha rendido los frutos que sus ideólogos esperaban. Si lo que se buscaba en un comienzo era evitar que los comunistas influenciaran en cualquier ámbito de la vida de los países, eso fue lo que menos lograron, ya que los mismos ciudadanos buscaban informarse sobre lo que sucedía al otro lado de la cortina de hierro, haciendo que, de todas maneras, las ideas del mundo comunista llegaran a casi todas las personas y las influenciara. 

A raíz de esto mismo, los ciudadanos se dieron cuenta que sus propios gobiernos estaban ocultándoles información, cosa que, sin lugar a dudas, les causó una gran indignación, ocasionándole otra complicación a la aplicación de la Doctrina, ya que, más que un modo de implantar las ideas y acciones que Estados Unidos considerara correctas para el resto del “mundo libre”, se convirtió en una aliciente para los grupos que, siendo ciertamente minoritarios, intentaban ingresar a sus naciones, las ideas que venían de más allá de la Cortina de Hierro con cada vez más ánimos. 

Por otra parte, en América Latina, el concepto de la Doctrina de la Seguridad Nacional se encuentra fuertemente asociado a los muchos golpes de estado que se produjeron en esta región del planeta. La población, al oír sobre la aplicación de actividades estadounidenses en Latinoamérica, asocia esto a las violaciones a los derechos humanos cometidos por los gobiernos de facto que rigieron durante la Guerra Fría en la región. Así, la Doctrina agrega otra mala característica a la larga lista de inconvenientes que se le asocian por el solo hecho de ser diseñada por los Estados Unidos de Norteamérica. 

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